La relación entre delincuencia y drogodependencia ha cobrado importancia en los últimos años por la asociación entre el uso de sustancias psicoactivas, tanto legales como ilegales, con la conducta antisocial (López, Alba, y Garrido, 2005). En la investigación se encontró que existe una relación entre consumo de drogas y la actividad infractora penada, principalmente en lo relativo a la importancia de la reincidencia. A su vez, el estudio propone que los resultados nos llevan a resaltar la importancia de la prevención primaria y la conveniencia mediante la construcción de programas de intervención psicosocial que favorezcan el desarrollo de las habilidades para la vida (Becoña, 2007; Faggiano, Vigna-Taglianti, Versino, Zambon, Borracino, y Lemma, 2008) -

Existe una estrecha relación entre el uso de alcohol/drogas y la delincuencia, pero esta relación es compleja. El fenómeno de la actividad delictiva no tiene sus raíces sólo en el consumo abusivo de drogas; en el estudio se destacan los diversos factores que pueden dar cuenta de este fenómeno: pobreza, trastornos de personalidad, factores culturales y sociales, amigos consumidores o contacto con la prisión; lo que conlleva a comprender el riesgo de delincuencia y de drogodependencia. Así mismo, se plantea que la mayoría de los adictos son responsables penalmente de las conductas delictivas cometidas relacionadas con la adicción, pero la adicción puede en algunos casos socavar la libertad de la persona para controlar su conducta.

Dentro del estudio se destaca que en la mayoría de los menores infractores no se aprecia una relación significativa entre delincuencia y alcohol y/o droga y que los delitos contra la salud pública perpetrados por menores no alcanzan el 5% del conjunto de la delincuencia registrada por parte de estos. Paralelamente, los menores detenidos, en los que se apreciaba una patología asociada al consumo abusivo de las sustancias psicoactivas, también suponen una cifra residual en el conjunto de esta criminalidad. Además, el estudio señala que la inmensa mayoría de los menores que consumen alcohol o droga no han sido detenidos por la comisión de delitos.

Cualquier abordaje del control de las drogas en nuestras sociedades debe fundarse en posturas realistas. En ese sentido debería reconocerse que no ha existido nunca, ni probablemente existirá en el futuro, una sociedad sin drogas. Algunas de las conclusiones del estudio plantean que el énfasis puesto desde los años 70 del siglo XX en la represión penal, no ha logrado los objetivos primordiales pretendidos: una disminución sustancial de la oferta de drogas o un descenso apreciable en términos globales de la demanda. De igual forma, lo que sí parece bien establecido, es que el enfoque predominantemente represivo ha dado lugar a la producción de efectos colaterales nocivos de gran entidad y que el objetivo de todo control social de las drogas no ha de ser impedir su consumo sino difundir conocimientos que eviten el abuso de las mismas.