El artículo evidencia la escasa investigación y regulación frente a las bebidas energizantes, se plantea que el consumo de las mismas puede ser de alto riesgo para la salud de los menores de edad. Dentro de los hábitos de consumo se encontró que el producto con mayor demanda fue el Red Bull, que al mezclarlo con alcohol genera un factor de riesgo. La novedad y la moda son los principales factores que se evidenciaron para el consumo de estas bebidas.

La investigación destaca a la población universitaria como la de mayor vulnerabilidad dentro del consumo de bebidas energéticas, en especial en época de mayor presión académica, desconociendo la gran mayoría de ellos los efectos de las mismas.
Un aumento en la ingesta diaria de cafeína puede producir modificaciones ligeras en el comportamiento, aumento de la excitación, la irritabilidad, el nerviosismo o la ansiedad. Los efectos tóxicos derivados del consumo agudo y excesivo de estas bebidas energizantes dependen de la concentración de cafeína y de su combinación con otras sustancias (alcohol y/o drogas). La ingesta máxima recomendada de cafeína es de 400 mg/día. Sin embargo, algunos extractos naturales tales como el guaraná, presentan contenido de cafeína (40-80 mg por gramo de guaraná) que muchas veces no es declarado en el etiquetado, de modo que la dosis de cafeína puede exceder a la declarada en el envase.

El estudio señala que existe confusión entre los conceptos de bebidas hidratantes y energizantes, llevando a que se utilicen los términos de forma indistinta. Por otro lado, nos hace referencia al surgimiento de las bebidas hidratantes y las bebidas energizantes donde el objetivo de las primeras era el de mejorar el desempeño y prevenir la deshidratación y el de las segundas era el aumento de la energía y la concentración, las dos en poblaciones específicas. Estas bebidas a través del tiempo y mediante la modificación de su composición inicial han dado origen a bebidas como el Red Bull.