En el artículo se hace relevante el consumo de drogas en el contexto comunitario con variables de tipo personal, familiar, escolar y social; igualmente se destaca la poca existencia de estudios relacionados con la temática. Dentro de los resultados encontrados sobresale que los hombres mantienen más factores de riesgo en relación a las mujeres, que la autoestima académica es un buen factor protector ante el consumo de drogas contrastada con la autoestima social que termina por ser un factor de riesgo al igual que el funcionamiento familiar.
En la investigación se plantea que el consumo de drogas de abuso es de origen multicausal, del cual sobresale el contexto familiar, la percepción social normalizada del consumo de sustancias psicoactivas y la presión ejercida al interior de las pandillas. La obtención de las drogas se ve como algo fácil ya que se convive dentro del ambiente de la oferta, la demanda y de las falsas creencias sobre las consecuencias del consumo.
Los investigadores muestran una interrupción en la trayectoria estudiantil, la cual tiene relación con el consumo de tóxicos y con conductas violentas; a la vez la inadecuada relación dentro del sistema familiar, en especial en la etapa de la infancia, destacándose en este sentido los patrones de crianza y la violencia intrafamiliar. Se destaca como factor de protección el hecho de llegar a sentar buenas bases en la formación de niños y jóvenes, de esta manera bajaría la incidencia en el inicio del consumo. La revisión en la documentación bibliográfica respalda la investigación dándole mayor realce a los resultados encontrados
En el presente estudio los investigadores destacan la relación entre consumo de drogas y la actividad infractora penada, en especial en lo relativo a la importancia de la reincidencia, de igual manera señalan que esta relación no implica una causalidad directa. Otro resultado encontrado en los penados, consumidores de cocaína y heroína, es que su comportamiento infractor se inicia en edades cercanas (20 y 21 años respectivamente). También encontraron en la investigación que las personas privadas de la libertad, consumidores tanto de cocaína como de heroína y que han entrado más de una vez en prisión, suelen realizar una conducta antisocial a la edad de 13 años.
Si desea inscribirse al boletín informativo Toxidrogas UN puede hacerlo aquí.